Me salto mil semáforos en ámbar.
Uso el intermitente más de lo normal.
Me gustaría tener papel y lápiz para escribir las historias que me saben mal.
Hay baches que siempre me saludan, y el sol naciente a diario me ciega cuando llego a lo más alto e la calle Alcalá.
Va y ven de acelerador y freno, no hay embrague.
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