Después de semanas que han parecido un siglo, ha bastado una simple palabra para hacerme sonreir y volver a la vida real.
La palabra de un desconocido en un ascensor cuando pensaba que lo único que le quedaba al día era una frugal cena y el bien merecido descanso de mis piernas y mi espalda.
Tú, vencino del 25, al pronunciar "con cualquier bisbiseo" has despertado las alarmas de mi curiosidad y con ello me has devuelto parte del yo que dormitaba en una esquina de mi ser como alguien en un día de resaca.
Mis rarezas vuelven a la carga para hacerme única, vuelvo a sentirme autorgullosa de ser un bicho raro.
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