Cada segundo, cada hora es un espacio menos de tiempo. Me invade una extraña nostalgia por abandonar el magnífico lugar en que me encuentro.
El miedo sabroso, pastoso, real, de quizás no volver jamás.
Tic, lo veo, lo siento, me invade.
Tac, ya no es realidad.
Todavía es utopía, lejanía, tan sólo una oportunidad.
Como naranja en el frutero
Duermo,
bailo ilusiones del nuevo día.
Saludo mañanas y eneros.
Espero paciente a salir primero.
Canto, escucho, y de nuevo, duermo.
Otra mañana,
ya no habrá recreo.
Moriré podrida y olvidada
en la inmensidad del tiempo.
bailo ilusiones del nuevo día.
Saludo mañanas y eneros.
Espero paciente a salir primero.
Canto, escucho, y de nuevo, duermo.
Otra mañana,
ya no habrá recreo.
Moriré podrida y olvidada
en la inmensidad del tiempo.
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