Siempre he tenido la sensación de que moriré en un accidente de coche... es una de esas cosas que uno siente sin saber por qué.
En realidad, cada uno tiene su día y su hora, y está claro que hoy no era la mía, o lo era y tuve los suficientes reflejos como para escapar de ¿mi destino? gracias a un claxon que me hizo girarme y ver como se acercaba justo en dirección mía un coche a toda velocidad saltándose dos semáforos en llamativo rojo mientras yo cruzaba la calle en verde esperanza.
Sentí el asfalto en mis manos, en mis piernas y eso me hizo sentirme viva.
Y desperté de mi tontería, del mal día que creía tener, de las quejas estúpidas que nos hacemos, nosotros humanos cuando todo nos va más que bien.
Hoy nací de nuevo, aunque sigo teniendo 27 años, varios moratones en el cuerpo y algunos en el alma que no desaparecerán con el alumbramiento, el 25 de agosto de 2009 vine al mundo en Madrid en la calle María de Molina, esquina Núñez de Balboa, a las 15.57 de la tarde, hacía calor y hubo gente que se alegró de verme llegar al mundo de nuevo.
