Distinto pero igual




Cuantos recuerdos!







Me acuerdo que la tarde que te fuiste llovía a cántaros, estaba tan oscuro que no supe cuando llegó la noche.
El tren desapareció en la oscuridad y yo me quedé petrificado esperando que volvieras.






Pero no volviste como habías prometido.





Yo también recuerdo ese día, cuando viniste a despedirme al andén, pero hace tanto tiempo que la memoria te ha fallado, era mediodía y hacía un sol radiante. No he vuelto a ver un sol tan hermoso como el de aquel día.







He vuelto, nunca te dije cuando lo haría, sólo que te seguiría amando como el primer día.

Mi espacio...


Qué será lo que puede transformar una habitación con las paredes sucias y pocos muebles en algo tuyo…
Qué será que te arropa y te hace sentir abrazada de comprensión…
Sin percibirlo, sin saber cuando o por qué las paredes se mezclan con tu risa y con tu llanto y la cal se introduce en tu corazón... formando ateromas de hogar, de protección y de amor…
¿Se puede sentir amor por una casa, por una habitación, por los pocos y usados muebles que existen en ella? No se si es amor, no se definirlo…
Cada trozo de pared cubierta por tus fotos es un trocito de vida, un momento de los dos últimos años, cada tabla te recuerda un instante, una risa… una vida, fugaz, pero que parece interminable, eterna…
Aquel día que lloré delante tuya, sentada en la cama, tú mirando hacia mi, sobre mi silla azul, aquel día que lloré tanto que apenas podía hablar, que me sentía perdida y traicionada…
Tantas y tantas noches de insomnio…
Tantas y tantos días de somnolencia, de sopor, tantas siestas pesadas, y otras tremendamente placenteras…
Tantos besos y tantas lenguas sobre mi… tantas explosiones de placer sobre el colchón, tantas rayadas después…
Tantas y tantas cosas aprendidas dentro de las cuatro paredes…
Placer, paz, posesión de seguridad, es mi fuerte de combate sin ser mi cárcel, es mi nido de amor sin ser mi prisión del corazón…
Es muchas cosas, en un reducto de paz en la tormenta y una tormenta en la calma de mi corazón… es un mundo paralelo… es mi habitación, mía propia, mía porque la hice y se hizo mía, no porque haya firmado un contrato que me hace su dueña…
Es triste dejar esta habitación, es doloroso despojarla de sus ropas que son las fotos, los corchos, las estanterías, los libros, la vida… se queda fría y empieza a no ser mía, a no ser el reducto de paz y de tormenta que era…
Es triste irse sin querer irse, abandonar algo que en realidad no quieres abandonar…
Tengo la sensación de querer llevarme estas cuatro paredes allí donde vaya, porque inevitablemente forman parte de mi, de estos dos últimos años en los que he vivido tanto, he disfrutado y sufrido tanto, me he perdido en la inmensidad de mi misma y me he encontrado de nuevo…
Pero inevitablemente tengo que irme, se que debo marcharme, y la decisión está tomada… pero como si fuera una persona, con alma propia, viajará conmigo para siempre…

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