
A este cantautor tampoco lo conocí de pequeño, pero casi puedo recrearlo a la perfección.
Curioso, fisgón, testarudo y un poquillo sabiondo, con ideas de bombero y pensamientos propios.
Supongo que hay que nacer con algo, con un don, para ser como es él.
El don de reconocer desde muy niño la belleza de la música, el don de elegir las clases de piano en vez del equipo de football. Pero además de un don, hace falta constancia, esfuerzo, y eso sólo se consigue con amor.
Disfruto con sus caras de admiración mientras se queda petrificado ante una nota, y rebobina una y otra vez para saborear el matiz, para encontrar la clave, para subir a su cielo construido con un pentagrama y bajar después poco a poco con el resto de los mortales.
Su amor, su único amor es la música, no habrá nadie a quien ame más.
Me introduje calladita entre canciones y conciertos, aprovechándome de su amor, dejando que me transmitiera un poco de pasión.
Y por suerte me quedo, me quedo a su lado y de vez en cuando me deja entrar. Me habla de nuevas notas, de un maravilloso acorde más.
La mayor parte de las veces mis conocimientos me impiden comprender hasta el final, pero él se afana, me traduce y comparte conmigo, al menos, su ilusión por transformar, las notas de un pentagrama en mucho más.
Y esa es una muestra del enorme cariño que se que me tiene, porque intenta que entre es su mundo, en su escala, y de paso en su corazón.
Pero poco a poco mi oído ha aprendido a escuchar, a diferenciar, matices, tonos, melodías, que antes parecían todas igual.
Y entre conciertos, guitarras, tonos y desafines su amor por la música dejó paso a quererme un poquito más.
Yo lo quiero y no sólo porque me haya enseñado a saber diferenciar, notas, instrumentos y silencios, sino porque en su mirada, de música, me dice a diario que no somos como los demás.
Feliz cumpleaños Vis! TE QUIERO