A este cantautor tampoco lo conocí de pequeño, pero casi puedo recrearlo a la perfección.
Curioso, fisgón, testarudo y un poquillo sabiondo, con ideas de bombero y pensamientos propios.
Con nueve años descubrió que el bolo alimenticio no era parte del sistema digestivo, y eso le abrió las ventanas del saber.
Supongo que hay que nacer con algo, con un don, para ser como es él.
El don de reconocer desde muy niño la belleza de la música, el don de elegir las clases de piano en vez del equipo de football. Pero además de un don, hace falta constancia, esfuerzo, y eso sólo se consigue con amor.
No logro entender como se ama la música, a mi me gusta, me emociona, pero no puedo amarla, supongo que nací sin su mismo don.
Disfruto con sus caras de admiración mientras se queda petrificado ante una nota, y rebobina una y otra vez para saborear el matiz, para encontrar la clave, para subir a su cielo construido con un pentagrama y bajar después poco a poco con el resto de los mortales.
Su amor, su único amor es la música, no habrá nadie a quien ame más.
Y por suerte me quedo, me quedo a su lado y de vez en cuando me deja entrar. Me habla de nuevas notas, de un maravilloso acorde más.
La mayor parte de las veces mis conocimientos me impiden comprender hasta el final, pero él se afana, me traduce y comparte conmigo, al menos, su ilusión por transformar, las notas de un pentagrama en mucho más.
Y esa es una muestra del enorme cariño que se que me tiene, porque intenta que entre es su mundo, en su escala, y de paso en su corazón.
Disfruto con sus caras de admiración mientras se queda petrificado ante una nota, y rebobina una y otra vez para saborear el matiz, para encontrar la clave, para subir a su cielo construido con un pentagrama y bajar después poco a poco con el resto de los mortales.
Su amor, su único amor es la música, no habrá nadie a quien ame más.
A veces baja un poco la guardia y alguien puede introducirse por un instante entre un DO y un FA. Yo decidí esperar a que una clave de sol me diera la entrada justa en su vida, y me quedé instalada a un ladito de las anotaciones musicales.
Me introduje calladita entre canciones y conciertos, aprovechándome de su amor, dejando que me transmitiera un poco de pasión.
Y por suerte me quedo, me quedo a su lado y de vez en cuando me deja entrar. Me habla de nuevas notas, de un maravilloso acorde más.
La mayor parte de las veces mis conocimientos me impiden comprender hasta el final, pero él se afana, me traduce y comparte conmigo, al menos, su ilusión por transformar, las notas de un pentagrama en mucho más.
Y esa es una muestra del enorme cariño que se que me tiene, porque intenta que entre es su mundo, en su escala, y de paso en su corazón.
Yo escucho y tiemblo a veces sólo de pensar, que su emoción es inalcanzable para mis piececillos que se quedan atrás.
Pero poco a poco mi oído ha aprendido a escuchar, a diferenciar, matices, tonos, melodías, que antes parecían todas igual.
Y entre conciertos, guitarras, tonos y desafines su amor por la música dejó paso a quererme un poquito más.
Yo lo quiero y no sólo porque me haya enseñado a saber diferenciar, notas, instrumentos y silencios, sino porque en su mirada, de música, me dice a diario que no somos como los demás.
Feliz cumpleaños Vis! TE QUIERO