.jpg)
La soledad no es esdrújula.
Por eso me acompaño a cada paso, para no perderme en las marañas de mi canto de sirena triste y lánguido.
Por eso hay mil Evas rondándome y atusándome el pelo, sin esperar una caricia ajena.
Mis Evas a veces se van de vacaciones, bajan la guardia, necesito de ti, de todos... pero a menudo anhelo la soledad del mi, me, conmigo.
Saberme querida por mi misma y sentirme a gusto con ello ha sido una gran conquista.
El amor de los demás es más amor cuando valoro el que me tengo a mi misma.