Qué desgracia más preciada
despreciarte al principio sin perdón.
¿Qué mirada, cúal canción
me hizo darme cuenta de que me gustaba tu aparición?
Que pululabas sin permiso
entre mi alma y mi despertador.
Porque no hizo falta una sirena
para descubrir que te habías instalado en mi corazón.
Al día siguiente un sueño, una ilusión.
Sonrisas, bromas, tu dedo posado en mi colchón.
Desde tu cama, desde el silencio
de tu sonrisa limpia y sin razón.
Sin razón
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
Amiblogers
Blog Archive
Páginas
Páginas vistas en total
Entradas populares
-
El miedo No se juega con el miedo porque el miedo puede ser un arma de defensa propia, una forma inocente o culpable del coraje. El miedo ...
-
Me encantan los triángulos rectángulos! La estructura del Flatiron me atrae convirtiéndolo en uno de mis edificios favoritos. C...
-
Dos Davices , los dos de rojo... Los dos con un coeficiente intelectual que considero por encima de la media... Y ahí los tienen señores, ...
-
La soledad no es esdrújula. Por eso me acompaño a cada paso, para no perderme en las marañas de mi canto de sirena triste y lánguido. Po...
-
En una estación de tren te vi por primera vez. Hoy en medio de una acera, como si no hubiera pasado el tiempo, y sin embargo, seis años es d...
-
Aunque tengo unas manos finas de lactante y la fuerza bruta brilla por su ausencia en mis músculos, pienso agarrarte de la mano para no d...
