Y así fue, le costó un traslado de ciudad, muchas broncas y más de una desilusión, pero aunque las leyes civiles se resistieron a ser vencidas finalmente lo ha conseguido.
En realidad creía que estaría a su lado para celebrar este gran día, pero el derecho civil se resistió demasiado tiempo y me he enterado de refilón, y al día siguiente, porque cuando me llamó para contármelo ni tan siquiera pude responder, no he podido tomarme una copa a su salud ni darle un abrazo, pero sabe mejor que nadie, que no por estar lejos ni haberse demorado tanto la noticia me hace menos ilusión.