Tormenta



No tengo miedo a las tormentas.


No tenía miedo.
Me lo has contagiado.
No era cualquier tormenta.Luchando contra el miedo intenté dormir, para poder despertar, para poder trabajar.

La luz chispeante se colaba por las minúsculas rendijas de mi débil persiana verde manzana.
Me venció el cansancio, la tormenta pasó a segundo plano. Sólo quería dormir y volver al ayer, al no madrugar, a la buena vida.

La tormenta viajó a mis manos, a mis ojos, por la mañana.
La electricidad tensa mis músculos y me gustaría llover.

Lloverte y tenerte bajo mi manto de agua.
Pero el agua no puede descargar.
Hay un muro de hormigón entre las nubes y el sueño.
El muro recién conquistado que hoy ya no parece más que prisión.
Atormentado sigue mi día con truenos de poca ilusión.
Con nubarrones oscuros que me nublan la vista y deseos de emigración.

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