3º lluvia



Otra vez la lluvia.

Ese olor amargo y marrón a tierra mojada.

Ese olor de lo que teóricamente no tiene olor, la humedad ascendiendo en gotas microscópicas de vapor de agua desde en suelo hasta mi pituitaria en décimas de segundo tras el primer chaparrón.


Felicidad. Morriña. Niñez. Tranquilidad. Verano.

Huele a verano, a tarde estival en manga corta y pies descalzos que bailan el milagro del refresco tormentoso previo al descenso solar.


No es verano, no estoy descalza, hace tiempo que pasó mi niñez.


Pero no importa, cierro mi paraguas, me quito la chaqueta y camino a casa mojándome bajo la tormenta oliendo lo que sólo los niños huelen.


Me he vuelto niña por un instante mientras las gotas golpean con violencia mi piel recién bronceada por el sol tempranero de días pasados.


Llego empapada y feliz.


Me río de la cara de asombro de la gente que me mira con extrañeza con mi paraguas cerrado en una mano y la chaqueta en la otra. No lo entienden, me regodeo en mi rareza.


Soy feliz y de repente, un segundo antes de conquistar el portal pienso cuánto me gustaría mojarme bajo este cielo contigo. Estás bajo el mismo cielo, cerca y a la vez tan lejos, me pregunto si habrá caído un chaparrón sobre tu piel o si tu camino estará seco.

2 comentarios:

eFe

la lluvia

así como viene

se va


pero estamos acostumbrados a que sea así

César de Centi

Pasaba por aki ningun telefono cerca y no me pude resistir.

Saludos Eva!

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