Yo pensaba que las hojas de los árboles se caían en otoño, pero sin
embargo me he encontrado unas cuantas cuando volvía de hacer un recado
de verano... un recado de madre, de domingo...
Serán cosas del cambio climático, como decimos desde hace un tiempo... o será que el árbol está triste y ha llorado...
Y
a mi me hubiera gustado encerrar gotas de lluvia de Santiago, de lluvia
veraniega, recoger gotas de entre las piedras, esas gotas que siguen
cayendo con un tic tac incesante e inquietante durante un tiempo cuando
ha parado de llover... y por lo tanto tener lluvia embotellada en estos
días de este verano que no termina de ser verano, en este reposo que no
es vacacional... porque pensaba respirar Santiago después de tanto y
ahora me ahogo sin un chaparrón Compostelano...
0 comentarios:
Publicar un comentario