
Y pensar que las piedras me hablaban, me susurraban tu nombre, tantos nombres...
Que lloraban conmigo los días de lluvia mojándome el camino, empapándome el pelo, formándome charcos de cariño...
Que los días de lluvia no eran tristes porque en tus calles, la lluvia es arte.
Echo de menos la lluvia, pero sobretodo el arte, la música de las calles, la cercanía de tocarte...
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